Historia transformadora III: ¿Cuál es la verdad?
En este relato presentamos a una de las protagonistas del proyecto ¿Cuál es la verdad?, el cual tiene como objetivo fundamental potenciar las capacidades del sector cultural y artístico en Quibdó, especialmente las de los jóvenes. Esta iniciativa se ha desarrollado gracia a la participación de Casa Tres Patios, el colectivo caleño Mr. Klaje, las universidades de Edimburgo y Claretiana, Changing the Story, GIA y In2destinatios, basados en la evidencia de cómo las estrategias de intervención social basadas en la música y las artes pueden apoyar este trabajo.
“El arte me salvó la vida”: Pola
Juana Paola es una mujer chocoana, líder, artista y madre de dos hijos; la mayoría de las personas que la conocen la llaman Pola, pues uno de sus maestros le dijo un día que ella tenía el carácter similar al de Policarpa Salavarrieta, y desde eso le quedó el apodo.
Pola tiene 25 años, es la cuarta hija de nueve hermanos, su madre es paisa pero su padre es chocoano, por lo cual su familia ha vivido siempre en Quibdó. Ella nació en esa ciudad, en un centro de salud permeado por el sonido de la corriente del Atrato, río que ha marcado su vida y es una gran parte de lo que la representa. La familia de Pola, reconoció a temprana edad que ella tenía gran afinidad con la danza y el canto, pues siempre estaba tarareando o bailando, como si la música hiciera parte de su esencia. Así es como ella fue descubriendo que lo suyo es el baile y la música, y sobre todo, que ama los ritmos que han dejado sus ancestros en su tierra afrocolombiana.
El primer paso que Pola dio para impulsar sus talentos fue entrar a una academia de baile en Quibdó, pero apenas pudo, siete meses después, decidió crear una escuela propia y desde cero; ganando experiencia, poco a poco, aprendió canto, baile y artes en general, formó varios grupos de danza con niñas de los barrios populares. Finalmente, fundó su proyecto actual “Cuerpos y cuerpas en movimiento”, una academia de baile afro-contemporáneo que, a través del proceso artístico acompaña a jóvenes a sobrellevar la violencia y la desigualdad de su región.
Pola entiende que el cuerpo es el primer territorio y afirma la importancia de conectar con él. Reconocer que la danza ayuda a amar y a sanar.
Pola se ha reconocido desde siempre como una mujer muy activa, en sus palabras, muy tallereada, pues ha estado en distintos proyectos que llegan a su región, tratando de buscar soluciones a los problemas que aqueja a la población; sin embargo, su descontento siempre fue la falta de compromiso real de estos proyectos con la gente, pues opina que hacen falta acciones que se mantengan a largo plazo, ya que es notorio que la gente llega, conoce la realidad, investigan y se van.
En un principio, cuenta, siendo muy sincera, que cuando la invitaron al proyecto ¿Cuál es la verdad? pensó lo mismo, tal vez sería igual y no duraría más de dos sesiones; no obstante, su perspectiva cambió. La música del colectivo Mr Klaje la conquistó y las metodologías propuestas conjuntamente con Casa Tres Patios, aunque fueran virtuales por estar en medio de la pandemia, le parecieron muy originales y le aportaron significativamente; de hecho, varias de ellas las ha usado con sus grupos de danza.
Así es como uno de los tantos proyectos que llegó a su vida se convirtió en acciones y aprendizajes reales.
¿Cúal es la verdad?
Es un proyecto que inició a partir una alianza ya existente entre la Universidad de Edimburgo, la Universidad Claretiana, Fundación Casa Tres Patios y Mr. Klaje, con él se pretendía impactar positivamente a Quibdó, uniendo a los jóvenes líderes de la comunidad con investigadores de Colombia y Reino Unido, artistas, educadores y organizaciones locales, para responder a las prioridades identificadas por los jóvenes: tensiones dentro o entre barrios, violencia y pandillas armadas, y sentimientos de miedo y desconfianza.
Los principales objetivos del proyecto fueron:
Permitir que los jóvenes se conviertan en co-constructores críticos de las historias de sus comunidades y que visualicen futuros alternativos a través de una metodología coproducida basada en la música y las artes.
Generar diálogo entre grupos de jóvenes para derribar barreras vecinales y deconstruir tensiones generadas por el posconflicto.
Hacer visibles las experiencias de los jóvenes marginados y apoyar la creación de alianzas sostenibles con las organizaciones sociales y culturales, las partes interesadas en las políticas, la educación y los investigadores para brindar justicia social a los jóvenes.
Investigar el potencial de la música y las artes participativas como herramienta de reconciliación y creación de capacidades.
Así, el proyecto contó con cuatro fases de las que tanto Pola como otros jóvenes del municipio fueron partícipes: en la primera fase se realizó un diagnóstico de aquello que los jóvenes y sus comunidades requerían con más urgencia; la segunda fase, se creó una caja de herramientas y metodologías para el trabajo con organizaciones y grupos; en la tercera fase, los jóvenes co-investigadores implementaron las herramientas metodológicas aprendidas organizando y facilitando una serie de talleres en los que participaron miembros de sus comunidades locales; y, finalmente, en la cuarta fase, junto con otros nuevos aliados como In2destination y GIA, se diseñó desde cero un proyecto productivo llamado Cuatro esquinas, con el que ha pretendido aportar a la solución de las problemáticas identificadas anteriormente.
Pola cuenta, en la evaluación general del proyecto, que su mayor aprendizaje ha sido entender que soñar es muy bueno, pero que aterrizar los sueños, hacerlos realmente tangibles, es muchísimo mejor.
Cuatro esquinas
Cuatro esquinas, planteó un reto para los cinco jóvenes coinvestigadores: ponerle un polo a tierra a todo lo que se imaginaba para volverlo algo real, sostenible y competitivo. Pola, Nelson, Davinson, Silvia, y Lenys, como participantes del proyecto, han planteado una iniciativa productiva inspirados en deidades de las creencias ancestrales de su comunidad, por tanto, cada esquina del proyecto, que busca dar solución a una de las problemáticas de la región, lleva sus nombres.
Oshún
considerada como la madre de las deidades, es la primera de ellas; en esta esquina se planteó la creación del Centro Gastrocultural Oshún, un restaurante de comida típica del Chocó con actividades artísticas y culturales, inaugurado en junio de 2021, y que da oportunidades laborales a las personas de la población chocoana, y, además, genera los recursos principales para el desarrollo de las otras tres esquinas.
Yemayá,
Esta esquina pretende crear una guardería comunitaria que permita a las madres trabajadoras del restaurante dejar a sus hijos al cuidado de alguien más, mientras encuentran el sustento para sus hogares, pues reconoce el papel social y familiar que cumplen las madres de sus comunidades y los retos que se les plantean al tener que cumplir tanto con las labores del hogar como las de sustento.
Baobad,
Es la iniciativa artistico-cultural del proyecto, en esta esquina se pretende crear un lugar donde los jóvenes pueden generar actividades culturales y capacitarse en la gestión cultural y comunitaria. En Baobab, se harán eventos y espectáculos culturales y artísticos diseñados y realizados por los jóvenes. Se desarrollarán bailes tradicionales y urbanos, música (instrumental y vocal), obras de teatro y obras plásticas.
Amón
Es la cuarta y última esquina en la que el proyecto pretende integrar las habitantes de la calle en labores de las otras tres esquinas, de modo que, acompañados de instituciones expertas en la labor social de acompañamiento a habitantes de calle, puedan generarles posibilidades de inclusión a la vida laboral, calidad de vida, autoestima y sostenibilidad.
Para el sostenimiento del proyecto y la esquina de Yemayá se desarrollarán actividades en el restaurante Oshún y otros espacios públicos y privados, con grupos de baile, música, teatro y una galería de artes para los artistas visuales chocoanos.
Por último, de todo el tiempo en el que este proyecto fue ejecutado, Pola resalta la importancia los lazos de amistad que se crearon entre los participantes, explícitamente entre los cinco jóvenes coinvestigadores. ¿Cuál es la verdad?, a parte de dejar un diagnóstico, y una la iniciativa productiva lista para ejecutarse, dejó experiencias enriquecedoras que les han servido para afrontar los retos que les plantea vivir en su contexto social.
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