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Lo que se viene

No más cementerios de seres vivos

En el mes de septiembre del año 2012 se convocó a los privados de la libertad recluidos en los patios de mediana seguridad para que participasen en talleres de dibujo, pintura y modelado en arcilla que van a ser dictados por estudiantes en Artes Plásticas de la fundación Universitaria Bellas Artes (FUBA).

Para esta convocatoria asistieron durante seis meses un total de 18 privados de la libertad quienes recibieron conocimientos en los diferentes talleres propuestos en la primera reunión, estos talleres fueron dictados por los estudiantes: Juan Pablo Echavarría, Alexandra Cossio y Carlos Rojas que concluyeron con una exposición de los trabajos realizados durante este tiempo, en el interior de la cárcel. Esta labor que llenó de satisfacción a quienes en su momento realizamos estos talleres, fue el impulso que generó el deseo de dictar talleres permanentes en pro de la resocialización del personal privado de la libertad.




Después de casi cuatro años en febrero de 2016 se realicé convocatoria en los pabellones de mediana seguridad y justicia y paz (patios 3,4,5 y 6) para quienes tuviesen el interés de participar en talleres de dibujo y pintura, a este llamado asistieron un poco más de veinte internos que mostraron su interés por participar. En el segundo encuentro llegaron solo cuatro, tal vez el entusiasmo y las ganas de estos cuatro participantes me dieron fuerzas para continuar con mi sueño, sueño que se empezó en un salón ubicado al interior del penal utilizado por el ZENA, que se me prestó por las tardes, tres días a la semana.


Con el trascurrir de los días se empieza a incrementar el interés y la participación de otros privados de la libertad, atraídos por el deseo de aprender a dibujar. En un primer momento se realizan ejercicios básicos de dibujo que les permite aprender la técnica. El grupo empieza a crecer y el espacio que ocupamos se hace pequeño, surge la necesidad de ubicar un nuevo lugar para esta práctica, encuentro un espacio abandonado en un área semi-externa del penal, donde años atrás era utilizado para la fabricación de velas y traperas. Con la autorización del señor Director Capitán Erazo accedo a una parte de este espacio que nos permite aumentar los participantes.

De manera simultáneamente y por petición del Interno José Luis Mejía quien se encontraba recluido en el patio # 2 siendo el único pabellón de alta seguridad en el establecimiento, solicitó que las clases de dibujo y pintura que se venían realizando en los pabellones comunes y JP, pudiesen ser llevadas a dicho pabellón, ya que, por la infraestructura y el perfil de alta seguridad de este pabellón, muchas de las actividades casi nunca llegan a estas personas que se encuentran allí recluidas. La acogía fue muy buena en este lugar, alcanzando un poco más de veinte personas, el espacio era reducido por ende la práctica del dibujo se dificultaba, viendo la necesidad de trasladarnos a un lugar más adecuado para continuar con este proceso, se decidió solicitar el desplazamiento al lugar donde se trabajaba con el otro grupo, era difícil conseguir la autorización por el perfil de los internos y por la categoría del patio el reglamento interno no permite trasladarlos a una zona semi-externa. Mediante solicitud escrita y un dialogo intenso y extenso con el Capitán Erazo, autorizó el traslado los días miércoles y viernes bajo mi responsabilidad.

En este momento se hace necesario un proyecto no solo para dictar clases de dibujo y pintura sino donde converjan otras actividades artísticas como: escultura, teatro, música, literatura etc. Esta idea que en un primer momento no tenía pretensiones muy altas, pero a medida que pasa el tiempo los intereses de los privados de la libertad por otras disciplinas y mediante la observación y el seguimiento día a día encuentro el cambio en el comportamiento de las personas que asisten a los talleres, además entiendo que en las cárceles hay seres humanos que lo único que nos diferencia es la condición y el uniforme, seres humanos que reclaman una segunda oportunidad, y tal vez la encuentran en un proyecto como “TRAZOS DE LIBERTAD”. Donde convergen personas que han cometido diferentes delitos sin exclusión y sin ningún tipo de recriminación, ya que este espacio es un espacio para la libertad intelectual, las rejas no existen en la mente del ser humano. Siendo el ser humano la razón de ser de este proyecto, no el delito, no la institución solo la resocialización del mismo.

Después de un tiempo y con la necesidad de abrir nuevos cupos la dirección opta por utilizar el espacio que algunos privados de la libertad usaban en la práctica musical, como celdas, se genera la necesidad de reubicar esta actividad y así, no permitir la desaparición. Esto para mí se convierte en la gran oportunidad de llevar la música al proyecto “Trazos de Libertad”. La noticia del cierre del lugar donde se preparaban los alimentos para el personal de internos y de reubicarla en el lugar donde realizábamos los talleres, mientras la adecuan. En un primer momento la recibo como una mala noticia, esto ocasiona la búsqueda y conquista de nuevos espacios que se encontraban abandonados e inutilizados desde hace muchos años. Después de unos meses se nos fue devuelto el espacio, surgiendo una nueva idea, la idea de crear la primera sala de exposiciones dentro de un centro carcelario a la altura de cualquier sala de exposiciones del país y el primer centro cultural donde se realizan actividades como: dibujo, pintura, escultura, teatro, poesía, literatura entre otras.

Así fue, como “trazos de Libertad” en septiembre del año 2017 inauguro la sala de exposición que lleva mi nombre, por iniciativa de las personas que con el apoyo, colaboración, entrega, sacrificio y responsabilidad hicieron realidad un sueño que hoy es orgullo: de sus familias, de ellos, del EPC La Paz, del INPEC y mi satisfacción personal ya que se pudo demostrar que la práctica artística genera cambios desde el interior de las personas y puede ser un medio para la verdadera resocialización del personal privado de la libertad.

Se empezó con cuatro personas recibiendo clases de dibujo, ya son 60 privados de la libertad que transforman sus vidas con prácticas artísticas (música, teatro, pintura, escultura, audiovisuales, literatura etc.)


​CARLOS H. ROJAS NIÑO


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