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Lo que se viene

Proyectos para la reintegración y la vida digna


Una de las principales soluciones dadas al problema de la delincuencia y la violencia, ha sido la creación y ejecución de sistemas penitenciarios para la privación de la libertad de los “criminales” como una forma de pena. Sin embargo, existen otras alternativas que contribuyan a salir o mejorar la problemática de las cárceles, especialmente las que se vive en Colombia. Una de las propuestas a que más ha evidenciado cambios contundentes en la población carcelaria, es la ejecución de proyectos educativos, socioemocionales, laborales, etc.


En el país, estos procesos han sido promovidos desde hace varios años por parte de diferentes entidades o fundaciones, como la Fundación Acción Interna y la Fundación Casa Tres Patios, que se interesan por la vida digna y la reinserción a la sociedad de personas privadas de la libertad.


Generalmente, este tipo de procesos le apuntan a formar personas críticas, empáticas y con un buen control de las emociones, personas con habilidades sociales destacables para la socialización, disciplinadas y autocríticas para que más tarde desarrollen proyectos de vida con su propio criterio, personas con capacidades artísticas, artesanales y laborales que les permitan generar ingresos al salir del centro penitenciario.






La educación y la inserción laboral son claves


Las cifras que aporta la INPEC acerca del nivel educativo de los y las reclusas de todos los centros penitenciarios de Colombia, son preocupantes pues revelan que tan solo solo el 3% superaron el bachillerato cruzando una carrera técnica, tecnológica o superior. La mayoría de los internos, el 20,3%, están en un nivel educativo de básica primaria (4 o 5 de primaria) y existe un total de 4,575 personas analfabetas.


Por otro lado, los programas destinados a la reinserción sociolaboral de las personas reclusas, se concretan fundamentalmente en dos tipologías:

a) Formación para el Empleo

b) Trabajo ocupacional y/o remunerado.


Aunque estas áreas no se encuentran permanentemente delimitadas, es importante clasificarlas y analizarlas para comprender de forma más pertinente la reinserción laboral. Desde los estudios penitenciarios clásicos a los contemporáneos, se tiene en cuenta que el empleo es crucial para reducir la comisión de los actos delictivos y para la inserción de la población.


Algunos autores han identificado tres conductas positivamente relacionadas con la no reincidencia de los sujetos excarcelados:
a) Obtener un puesto de trabajo tras la libertad
b) la duración del puesto de trabajo tras la libertad
c) el nivel de especialización que tuviera el puesto del trabajo obtenido

En Colombia estas actividades son ya bastante comunes, pues es labor también del Estado promover dichas prácticas para la reinserción. En algunas ocasiones, las personas internas pueden escoger entre distintos talleres para realizarlos y potenciar sus habilidades en ciertas áreas; sin embargo, es necesario aún generar una crítica a estos procesos: el tipo de actividades que se realiza no responde a las actitudes e inclinaciones de las mujeres, ni a sus necesidades para integrarse al mercado laboral una vez salgan libres.


Las actividades que se asignan responden al imaginario tradicional sobre las labores que cumplen su rol de género: labores domésticas y artesanales básicas como cocina, repostería y panadería; tejidos, bisutería, confecciones, lencería y bordados. De allí nace la importancia también de generar espacios con enfoques diferenciales según cada población que lo necesite, pero bien orientados a las necesidades reales y a las motivaciones de las personas que los integran.

Trazos de libertad




Una de las opciones que desde la fundación Casa Tres Patios se ha venido explorando, es crear procesos de formación alternativos que le apuesten a potenciar habilidades técnicas y generar diálogos en torno a temas que resultan importantes en la reintegración y empoderamiento de los privados de la libertad en los centros penitenciarios de Colombia. Todo esto a través del arte y de técnicas específicas como el arteterapia.


Así, el proyecto Trazos de libertad se ha ido consolidando en los Centros Penitenciarios de Medellín como un espacio en el que los internos adquieren herramientas para plasmar sus narrativas, por medio de las artes visuales, y expresar sus ideas y emociones en formas creativas y no violentas. Además, también ha sido una posibilidad de investigar cómo la creación artística en contextos complejos puede llegar a contribuir al fortalecimiento del autoestima, el trabajo colaborativo entre los participantes, la exploración de referentes de vida alternativos y la motivación a encontrar nuevas formas de habitar el sistema penitenciario.


En este trayecto, algunas de las personas que han pasado por el proyecto, han contado el impacto que el arte ha tenido en sus vidas, dentro y fuera de los Centros Penitenciarios. Aquí les recomendamos algunas historias transformadoras que ha dejado Trazos de Libertad, el cual ha llegado ya a más de 200 personas.



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