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Lo que se viene

Una apuesta por los diálogos improbables

Colombia ha sido un país que no está exento de conflictos y en el que no solo persistente inequidad, sino que han emergido nuevos actores que quieren y demandan participar activamente en el espacio público. El problema es que se tienen instituciones del Estado débiles o con poca legitimidad; todo esto contribuye a la multiplicación de conflictos sociales que se visibilizan de diferentes maneras.


En este panorama también se vislumbran estructuras de poder muy concentradas en algunos sectores, una polarización política muy fuerte y otros factores como dinámicas económicas complicadas (y mucho más a partir de la pandemia de Covid 19), inseguridad y distintas maneras de criminalidad que se manifiestan en lo rural y en lo urbano y una participación ciudadana limitada. Todo esto facilita la aparición de más conflictividad, en donde los diversos sujetos de la sociedad perciben que sus objetivos o las maneras de lograrlo no son compatibles, lo cual puede derivar en radicalización y violencia.


Esa conflictividad se caracteriza por dificultades que no se han resuelto de manera profunda y que, por lo tanto, continúan apareciendo y complejizándose pues, por ejemplo, en un país como este, la fragmentación y heterogeneidad de los sujetos y las organizaciones es cada vez más grande.





¿Para qué el diálogo?


Después de hacer esa radiografía, es importante apuntar a herramientas que permitan tramitar las crisis, una de ellas es facilitar el diálogo entre diversos actores dentro del marco de un desacuerdo, pues esto puede ayudar a abordar los conflictos de una mejor manera, no para eliminarlos (porque esto es algo poco deseable en una sociedad democrática) sino para tramitar situaciones de violencia.


Asimismo, y de manera más profunda, permitir los diálogos improbables, es una forma de construir participativamente consensos o, al menos, de comprender con mayor profundidad los disensos. En este sentido, esta herramienta puede ser un motor del cambio social.



¿Cómo tener un diálogo imposible?


El diálogo no es meramente un intercambio de información, se tarta de encontrar vías de acceso a consensos básicos, al fortalecer las relaciones entre los actores divergentes y así concretar acciones que puedan generar cambios como: hallar un mayor equilibrio entre los poderes o incentivar la participación como ciudadanos.


En este marco hay que entender, además, que estos procesos no son como una varita mágica para encontrar soluciones o una manera solo de conversar pero sin vínculos hacia la acción; lo que se busca transformar. De este modo, como se plantea desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, un proceso de diálogo debe pensarse como un espacio de contención, es decir, un lugar donde los sujetos puedan "sentirse en confianza para interactuar y manifestar sus ideas o intereses de manera segura, legítima y pacífica". Por eso, hay que seguir algunos pasos y prepararlos de manera cuidadosa para abrir estos procesos, según sus recomendaciones.




Paso a paso


Parte 1.

Establecer los propósitos

Aquí es importante anotar que el diálogo en sí no es el objetivo a lograr, sino el medio para alcanzar otras metas. Algunos de esos fines pueden ser, por ejemplo, construir de manera conjunta una legislación o política específicas, desarrollar capacidades en los actores, fortalecer las relaciones, lograr participación incluyente, construir consensos e identificar de disensos, comprender de una manera más holística una temática temática específica, etc. Lo que realmente es crucial al plantearse el objetivo es considerar el contexto en el que se está.


Explorar las condiciones para el diálogo

Comprender lo mejor posible la temática que se abordará, el contexto y los actores clave. Se trata de poder explorar y entender lo que sucede (identificar la historia, causas, demandas en juego del conflicto que se está abordando) desde diversas perspectivas, experiencias y versiones. Es importante consultar diversas fuentes de información

para tener un panorama más completo.


Planear la logística

Aquí hay preguntas claves que se deben resolver y que parten de los recursos con los que se cuentan para llevar a cabo un proceso de diálogo, pues se necesitará establecer unos tiempos, definir el equipo de gestión y facilitación y establecer una agenda que pueda empezar a desarrollarse y a comunicarse.


“Más que coexistir se puede buscar algo constructivo: mantener de manera digna y respetuosa una relación con personas con las cuales no estoy de acuerdo. La capacidad de respeto y dignidad hay que recuperarla por medio de la conversación sostenida. Porque la coexistencia de ‘yo en mi casa y usted en la suya’, sin roces, nos llevaría a un país debilitado, con roscas, fácilmente golpeado por la corrupción y la polarización”.
John Paul Lederach

Parte II

Esta parte corresponde a la implementación, para esto es importante:


Definir una sede para el diálogo

Un lugar donde los dialogantes se sientan seguros y donde se pueda crear un clima de respeto mutuo, en el que se posibilite la construcción de confianza.


Establecer pautas básicas

Esto implica pensar en algunas reglas del juego que orienten el comportamiento de los dialogantes, el procedimiento a través del cuál se dará la conversación y la manera en la que se harán las comunicaciones de lo que suceda entre los participantes. Esto ayuda a ordenar, crear seguridad y generar confianza.


Hacer un seguimiento al proceso

Es importante mantener centrada la conversación, evitar irse por las ramas, si se vislumbra que el diálogo se convierte en pelea, es necesario revisar los puntos sobre los que se está trabajando para ver en dónde estuvo el error y recapitular la situación.


Sistematizar lo que sucede

Hacer esto es clave para poder evaluar los avances, logros o dificultades del proceso de diálogo. Al final será muy importante para saber qué sucedió en el diálogo.


Seguir creyendo en la palabra

Al final de un proceso de diálogo hecho de manera juiciosa, los actores saldrán con una experiencia enriquecedora, por el solo hecho de haberse comprometido con una palabra respetuosa y haber hecho el intento de comprender la vida de una manera distinta a como lo habían hecho hasta el momento; esto puede hacer brotar una nueva visión de futuro y construir acciones para el cambio, a través de las dinámicas que se desarrollaron y que permitieron trabajar en la comprensión mutua y en conocer las diferentes piezas que constituyen la realidad.


“Escuchar es poner todo el ser de uno, en la voz del otro”: Carlos Mario González.
 

Si quieres explorar más sobre este tema y conocer dinámicas específicas que propicien el diálogo, te invitamos a leer el documento que inspira esta publicación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos: Guía Práctica de Diálogo Democrático



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